¿QUÉ QUIERES DE MÍ?
Cuando
estás contenta te entregas completa,
me llenas
de dicha sin reservas,
toco el
cielo con mis dedos,
fijas tus
ojos cálidos en mí,
me
observas.
Me
diseñas alas perfectas.
Suave, me
abrazas, me susurras
es tiempo
de volar,
y en las
alturas
donde
todo parece miniatura,
creo que
estando juntas,
nada
podría fallar.
Pero,
después
te
olvidas de mí,
me traes
desdén y basto sufrir;
la
felicidad entonces, como la arena,
de entre
mis dedos cae,
deja de
fluir.
Un día me
exaltas y al siguiente, me pisas.
¡Vida qué
quieres de mí, que me ilusionas e hipnotizas!
Tu querer
inconstante
me está
matando,
no quiero
soñar,
no quiero
más esperanzas
por qué
me acaricias y, con tus garras,
me
despedazas.
¡Por
favor déjame morir!
¡Ya no
juegues con mis emociones!;
En éste
ser destruido
no quedan
motivaciones.
¡Vida qué
quieres de mí!
Dime una
de tus muchas razones,
para que
un día te entregues, y al otro
me
humilles,
y como a
un perro
me
abandones.
MI PRESENTE OLVIDADO.
Creí la
pena en el pasado.
Creí
perdonado el dolor.
En
realidad,
mi alma
sigue envenenada.
En mi
interior
un lado
oscuro, herido,
espera,
anhela
venganza,
es una
sombra cínica,
cruel,
voluntariosa...
Con
hambre de justicia,
se
rebela.
Quiere
salir, hacer ajuste de cuentas.
La vida
de sus víctimas,
las mira
con desprecio.
Lo sé
porque por la noche se muestra.
Se sienta
a mi lado,
me exige
su regreso,
se ríe
con sarcasmo,
me ve con
reclamo.
Tiene
pensadas mil formas perversas para matar:
lentas,
crueles, dolorosas.
Escuchar
gritos, le emociona.
Sádica,
disfruta mientras observa.
Me pide
el turno de hacerme valer,
raer a la
bazofia que me ha hecho sufrir.
El amor
no existe, el miedo debe prevalecer… [murmura]
La
entiendo, la he tratado de ocultar.
Ha
cargado con mi odio y mi orgullo.
Me ha
visto pisoteada,
me ha
visto humillada tanta veces,
fastidiada
de la rutina del suplicio, aun así
se ha
hecho a un lado.
De ella
me he avergonzado,
pero es
parte de mí.
No la
detendré más.
No
ocultaré más,
quien
realmente soy.
No sé si
estoy demente.
Sólo sé
que el ácido del odio
me
carcome.
Le cederé
mi lugar.
DESEO DE MORIR
Maldecir
mi vida,
morir, es
lo que quiero.
Renunciar
a este dolor,
largarme
de esta hoguera,
es mi
único deseo.
Quisiera
desvanecer mi cuerpo,
quisiera
sentir el olor de la sangre al respirar.
Exiguo,
late mi corazón.
Me
avergüenza su debilidad,
casi
inanimado, a punto de morir,
lo siento
en agonía.
Se
estrellan cristales rojos donde antes brotaron lágrimas.
¿Qué más
da si desisto a esta vida?
¿Qué más
da si dejo de existir?
Sumida en
una realidad de agonía,
una voz
resuena,
un grito
de mi molesta conciencia, no para.
Quiero
que calle su impertinencia,
quiero
que enmudezca como mi suerte.
Dice
compungida: “resiste un poco más”…
¿Resistir?...
¡A caso no
entiende!
¿No le
parece suficiente mi ánimo fugaz?
¿Por qué
luchar?
¿Por qué
seguir viviendo?
Tarde o
temprano mi alma se irá,
sin
retorno, sin más penas,
volará a
un tranquilo lugar obscuro
Pero esa
voz incansable no me permite apagar la respiración;
tonta, se
empeña a lo inasequible,
se
aferra,
quiere
luchar.
Su tesón
ardiente rasga mi pecho,
de
adentro hacía fuera,
calcina
mi cuerpo,
me
revuelca con angustia,
siendo mi
único deseo una cruel demora.
Morir es
mi único deseo.
MI PEOR PESADILLA.
Quisiera
despertar de esta pesadilla.
Froto mis
ojos, es imposible,
no
despierto.
Veo
espantos,
se me
suben los muertos.
En este
mal sueño,
demonios
quieren poseer mi cuerpo,
vuelan
aterradoras brujas en la oscuridad del cielo.
Esta es
mi maldición,
el
silencio se traga mis ecos.
Mohíno
rostro me observa,
seseos de
cadenas
estrujan
mis extremidades.
Grito,
lloro,
tengo
mucho miedo….
VOCES
Ofensivas
y constantes son esas voces,
no
duermen, lastiman.
Son
lenguas disipadas.
¡Me estoy
volviendo realmente loca!
Esas
voces gritan,
mis
sueños empapan con sus hedores.
¡Has
callar esas voces!,
quieren
subyugar mi alma.
¡Has
callar esas voces!,
envíalas
al erebo,
destrúyelas
con fuego eterno.
VENTA Y ENVÍO
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