ODA AL BESO
I
Tengo atoradas dos palabras,
al principio se atascaron, luego
las sujeté bien fuerte. Al final,
se acomodaron ahí, ahora
viven sin encontrar la salida.
¿Recuerdas cuando comíamos besos
y era suficiente?
¡Qué días los de la fuga!
Los amaneceres llenos de sueños,
las noches llenas de fantasías,
ideales a seguir para que el juego del amor,
funcione siempre.
¡Qué días los de la fuga!
La utopía era nuestro idioma,
la rebelión nuestra bandera, y ellos,
con la lengua sedada,
siempre decían espera, espera,
pero no había paciencia.
¡Qué días los de la fuga!
Los besos eran pimienta,
el amor algo tangible, la verdad,
perfecta armonía.
¡Qué días los de la fuga!
Nos fuimos de casa, rompimos raíces, atrás
dejamos toda su locura, toda su desidia.
Al mundo normal, le cerramos la puerta.
Cerramos los ojos para esconder la llave.
El lixir lo arrojamos al drenaje;
las galletas las dimos a las aves
que se fueron del planeta.
Y emprendimos la fuga,
sabíamos que no había retorno,
soñábamos con lo imposible,
estábamos dispuestos a olvidarnos
de las fronteras.
¡Qué días los de la fuga!
De a poco, hemos huido de ese mundo preconcebido,
de ese modelo armado, de tal forma,
que no hay puertas ni ventanas,
ni pequeños orificios en el muro,
por donde el anhelo se nos vaya.
Derruimos el todo, al muro le encajamos las garras.
Poseídos por una extraña fuerza,
a la que le re niegan la presencia,
la que es motor y pretexto
para cualquiera de nosotros,
nuestro propósito es emprender la fuga,
una vez más,
y siempre que sea imprescindible.
¡Qué días los de la fuga!
Quién diría que los besos son granadas de mano
que arruinan lo preconcebido...
II
¿Y qué pasa si te veo
y te robo un beso que te quite el aliento?
Así nada más, sin decir palabra,
sin esperar nada, sin pedir nada.
Sólo unir mi boca a la tuya
y dejar que la humedad de mi beso
sea la que te diga todo lo que me provocas.
Me gustan los besos robados,
son como suspiros que se nos escapan sin demora,
al menor de los pretextos -ahí- flotan,
permanecen en vilo,
esperan una boca que los reclame,
que se los lleve por un segundo,
por dos, o por mil.
Los besos se van de paseo sobre labios
ansiosos-sedientos,
sobre besos hambrientos-obsesos.
Si tuviera que decidir entre besos y palabras,
la verdad, prefiero el lenguaje de unos labios sobre los míos, los prefiero en vez de una avalancha
de palabras sin sentido.
Si tuviera que escoger
-entre tus dedos sobre los acordes
y tu boca, dispuesta a recibir mis besos-
me quedo con tus labios
acariciando mi silencio, & suspiro, todo el tiempo.
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